No importa

Con el tiempo voy dándome cuenta de lo que “no importa”. Lo que un día era un sueño, una esperanza, toda una ilusión para aquella persona que veía un mundo feliz; hoy “no importa”, ni para él ni para nadie que vea sus pensamientos.

Día a día veo que el postmodernismo se traga todo lo que importa; el sueño de unos padres de ver a su pequeño hijo jugar libremente en un campo con aire fresco, el de un vejo escritor (y/o), músico de sentarse debajo de un árbol a componer o escribir mientras ve un hermoso paisaje, hasta el de un niño, de sembrar una semillita y verla convertirse en una flor.

No siempre tiene que ser el postmodernismo, también personas con un alto nivel de amargura, que corrompen todo deseo de sobresalir y nos someten a una uniformidad, que se dicen “luchar contra el postmodernismo”, y cada ves son más arrastrados por las raíces postmodernas.

Los sueños, anhelos, deseos de triunfar y sentimientos “no importan”, ya no importa el deseo de cada persona por vivir en un lugar feliz, sin preocuparse; ya recuerdo yo aquella canción que decía: Olvidaron construir un hogar donde no queme el sol, y al nacer no halla que morir. Éste era el deseo de una nación mejor pero hoy “NO IMPORTA”.