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domingo, 12 de octubre de 2014

Danzón Amarillo

El flash borra la sonrisa, “No hay pedo”, toma el brazo y ponlo tras las nalgas, que la sangre brille más. Coca Cola fría tras el conmutador y hedor añejo de las sillas de plástico. –Eres inhumano--, sonríe al escuchar las palabras tenues de la señora y continúa tecleando. Lágrimas que besan la suela de sus botas viejas, suplica y él, solamente azota las letras contra la nota; no hay qué temer, un actor más del circo de esta ciudad, “aclama la ira y gánate el pan”: Un bolillo con atún y un whisky por la noche: que el humo de tu cigarrillo dance con las nubes de la ciudad al estilo contemporáneo.
Hay más balaceras en su dicción que una ida a Matamoros. “Se hace lo que se puede”, fue el pretexto con el que se quedó viendo las cajas blancas infantiles escoltando al obscuro trasbordador de vidas; nadie asistió ese día, los lamentos la envolvían en la prórroga de sus recuerdos.
Redacta al ritmo del valemadrismo, un oficinista fumando que sin preguntar, duerme en el sillón y espera la llamada para salir corriendo a beber desgracia. No tenía dinero, “los del SEDESOL no cuentan pa flores, seño”, habrían de despedirse los niños sin si quiera, un rosario, camina por la 37 esperando que San Juditas respondiera. Publican la nota y ella llora “Padre asesina a sus hijos y se suicida”, habría de terminar la plana como tapete de lava-autos, era tan intranscendente que el banco les arrebató la cueva del INFONAVIT, allá por Sendero.
Ya se veía en los terrenos de Neza, la fosa común eran muy fina para ellos, bajo la fábrica decaen las cajas lentamente mientras en ella, desfallece el rostro. Instantes eléctricos se cruzaban en su recuerdo “¡No los mató, fue un accidente!”, los baños Alameda había sufragado la inocencia de sus hijos.
“Si hubiera un dios  más, habría de llevárselo a él y no a quien amo”, la lucha de encuentro llevaba al espíritu a su suicidio, por primera vez la realidad acarició las lágrimas de una dama, el mirador observaba la pena ensangrentada de un error en la carga de ese Jacuzzi, no había más que ese ramo de rosas que no pudo darle a su familia.

Suena el pitazo, camina fumando un farol para cubrir la nota, ve su rostro, sonríe al reconocerla  y se aleja para seguir reportando al ritmo del  danzón amarillo.

Coronita de Flores

Se escurre lentamente, la mano desfallecida y la garganta vencida por aquel semental. Se sienta allí,la falda no cubre su alma y la vergüenza se marchó junto con el don que le insartó una sor juana y tostón al oido. Cruza la pierna y las cicatrices le lloran, las manos ásperas pintan un amarillo de atardecer, ella sonríe y traga junto con su lágrima, un nudo en la garganta, el estómago con más langostas que mariposas, le avisa que es hora de iniciar, fija la mirada en la puerta, cierra poco a poco su brazos, de nuevo hace tronar su cuello contra la cama y deja que sus pies sean sobados, la corbata le sacude el cabello y la peste a cigarro la envicia, se levanta y arrebata su viejo sostén masticado para servirse un vaso más de Tonayan, se acuesta y se lamenta mientras siente cómo corren las leyes dentro de ella observa de nuevo una espalda ante su rostro, se leja el hombre y le avienta un fajo de mugre y sudor: eran 20 de a Juárez, ella los cuenta mientras se acomoda su coronita de flores, aquella que así más alegre su rostro y como un Cristo con espinas, en burla la coronaba como ramera. Sólo le quedaba esperar  un político más

domingo, 7 de septiembre de 2014

El rastro de tu recuerdo

Vistiendo un tono Iracheta

Epifanía
No superada.

A sofi, 20 meses.

Incomparable señora mía, Dulcinea, que su cautivo caballero murió para acometer cosas que le hicieren digno de poder llamarse suyo. -Cervantes

La noche se desvanece a mis pies, los sueños alumbran la esfera de lo que nunca quise ser. Un día habitual, un sábado más. El olor a cigarro que deleita  mi garganta cancerígena y el café en el buro se enfría junto a los planes de mi siguiente domingo.
Te veo entre destellos epilépticos, me acerco a ti y postro lo absurdo de mi ser ante la belleza de tus ojos. Afrodita, quien me ha odiado desde que nací, hoy me sonrió; el corazón danzante grita por un encuentro más de estos, no entiendo. "¿Pero cómo es posible si...?" tu dedo deslizante sobre mis labios acalla la penumbra en dudas, mi habitación fue testigo del enlace histriónico de tu recuerdo.

Tus ojos grisaseos como la fortuna y tu tez de caramelo que deseé probar toda mi existencia, te veo por fin ante mí rendida, y el nudo en la garganta despliega poemas de súbita pasión. Me acerco bamboleante cruzando el ventarrón que atormenta mi alma, ha de ser el Espíritu Santo enamorado de tu silueta. El cabello rubio besa tus senos, la sonrisa pictográfica une tus bellas mejillas y recuento todos los ayeres por los cuales aún te amo.
Suspiro, la tumba no venció nuestros labios, hoy percibo el susurro de tus uñas sobre mi espalda, eres diosa de luna, que calló al sol en este eclipse, Musa mía, no te preocupes que hoy desde los arcos hasta la Torre Eiffel nos la pelan,

Vivo un sueño, me has de arrastrar a la maldición de la desdicha, sudan las paredes y tus pies alumbran mi camino, es eterna la distancia: creí no volverte a respirar. Son que remueve las lágrimas, mis pasos sobre cristal ensangrentado me acercarán a mi amada, no sé si fue el suicidio o la hipertensión se me declaró; podré gritar un hasta nunca para perderme siempre en tus ojos. Porque siempre veces dura una eternidad y a veces, es tan solo un instante más.

Entrelazar nuestros dedos es tan bello como que tu aliento acalide mi garganta, íntima soledad que se pierde en tus caderas, la psicofonía de tu ritmo cardiaco apacienta mis demonios, nos reencontramos. Mástil gallardo, viento en popa y a toda vela, se levanta la ola de idealización para hundir mi nave, té de marihuana, profano el nombre de tu muerte que has resucitado, sirena bendita que se pierde en el humo de mi tabaco, llévame.

Lloro al roce suave de tu soplo con mis labios, un giro tenue del cuello direcciona nuestra vidas a entrelazarse, olvidamos por un instante que el mundo era redondo, habría de pasar. Tus labios tentación divina sobre el Valle de México, los dientes son puentes astrales entre nuestros deseos. Venus te ha nombrado, transpiras la fuerza del norte que atrae mi pecho. Xochiquetzal alumbra una vez más la entrada triunfante, ninfa, vida, sol y mar. Me ahogo al encuentro de nuestro último beso.

..."¡Recarguen!", suspiro, oigo en la sala luminosa decir al enmascarado con bata "Bienvenido de nuevo Omar".

sábado, 21 de junio de 2014

Lluvia de Verano

Viviendo, pagando la condena del querer ser artista, viviendo la melancolía y el cielo que me ayuda para ahogarme en la depresión alterna y vana de una lluvia de verano.
Mis ánimos y desánimos, mis letras que han sido varias este día y los recuerdos... ¡malditos! que me ahorcan entre el fallecimiento de mi amada, encuentros despiadados y las desdichas de otras putas que han pasado por mi cama no me ayudan, pues vago en lo infinito de la inmortalidad del pensamiento, en el ciclo eterno de la desgracia, que veo el cielo defallecer como los ojos decaidos de aquella noche en la que me amabas, ojos que reposaban de ternura en mi almohada mientras lagrimeantes te oían gritar ¡No te vayas!

lunes, 24 de marzo de 2014

Mermelada

Las blancas habitaciones diáfanas resguardan mi historia, estoy encerrada aquí más que por mi locura, por mi pecado. Aún las recuerdo ¡Ay, mermelada! Tan deliciosas todas, de fresa, piña, durazno, zarzamora y hasta de tomate,  todas son  grumosa viscosidad dulce que acaricia mis papilas gustativas y cautiva mi garganta en cada besar de un bebé.
Parecía ayer aquel invierno en el que después de una semana de no moverme del sofá, encontré a mi puerta una canasta con el cuerpo de un niño, conocía bien la ley Chihuahuense y sabía que un cargo por asesinato no me convendría, así que guardé el cadáver en el estante tras el televisor, no puedo negar que me hacía ojos pizpiretos y se veía tan tierno, tan lindo tan… ¡delicioso!
Abrí con un cebollero el cuerpo desde el cuello hasta su ombligo,  lo lavé con desengrasante, fui llenando a cucharadas el cuerpo de mermelada lentamente, hasta llenar cada uno de los dedos, cada pedazo para después hornearlo dos minutos y comerlo de postre con un atole. Fue ese día el primero que me condenó a vivir para robar bebés, robarlos para llenarlos de mermelada y esto para degustarlos después de un puro habano y un café de Colombia.

No tardó mucho para que me atraparan, sólo apenas saboreé doce niños, interraciales claro, no me gusta eso de la discriminación. Tras el juicio, me enviaron a este manicomio que ahoga epifanías y sólo puedo degustar mi pasado con este dedo que le corté al guardia y este sobre de mermelada que robé de KFC.

CONCLUSIÓN

Y al final, después de haberse destrozado el corazón uno a uno lentamente, se dieron cuenta que sí era amor

lunes, 17 de febrero de 2014

Sin aliento

A reproches y regaños, con el pecado de nacer preguntando, una maldición que arrastro en la misma existencia.
No comprendía a mi corta edad, en ese entonces, el mal que causaba yo al hablar, viví con el pecado de nacer, crecí anhelando enorgullecer a mis padres y logré hacer, a mi entendimiento, la máxima muestra de amor en busca de honrarlos.
Era una noche pasada a mi primer cumpleaños de puberto, por cuestiones lógicas me habían regañado como era de costumbre por lo que decía, las palabras de mi padre taladraban mi sentimiento "Esa boca tuya que no sabes controlar", la escena de mi madre llorando y yo con la culpa por haber hablado una vez más.
En la noche desesperado, salí de la casa hacia la covacha de herramienta, era una noche particularmente fría, nunca en plena ciudad había escuchado lobos aullando y a cada paso que daba en lo que atravesaba el patio, me congelaba las entrañas: manos sudorosas, piernas temblando, el cuello adolorido y disfrutando en sobre manera la sal de mis lágrimas que escurrían por mi rostro hasta besar mis labios.
Tomé de un garrafa pintada de negro un sorbo de gasolina y lo mantuve en la boca, mientras me asqueaba, alcancé a leer en un frasco triangular amarillo la palabra "Aditivo" y decidí y introducir el líquido fosforescente en mi boca y luego revolverlo dentro de ella con la gasolina; sabía que no resistiría mucho, si no era un desmayo por el hedor del petroquímico, era daño cerebral, o bien podía vomitar en cualquier instante, tomando el extintor, esparcí un poco sobre mi mano para embarrarlo sobre mis labios. Se aumentaba considerablemente el frío y los ruidos nocturnos, el nudo en la garganta y el dolor de cabeza era atroz y sin pensarlo dos veces, cerré los ojos, abrí la boca, mi garganta débil a punto de escupirlo todo y le di chispa al encendedor acercándolo a mi boca.
De un momento a otro, abrí los ojos y se encendió el sol a media noche, el dolor inmenso no me permitía si quiera gritar y tratando de escupirlo todo, caían gotas de fuego lentamente hacia el suelo. Caí de rodillas rendido hasta el dolor y lleno en lágrimas, lo irónico del caso fue que las lágrimas fueron lo último que saboreé. Los dientes carbonizados, y mi boca se consumía en fuego como zarza a media noche, mi lengua se fue achicharrando y se cocía con la sangre coagulada, me arrastré hasta la llave de agua tratada que estaba a dos metros de mi y la abrí para controlar el incendio interno, fue impresionante que no me supiera a nada, más que a paz.
Sólo recuerdo esa escena de un niño tirado en lo frío del adoquín, alumbrado por la luna y en pleno llanto mudo.
Hoy estoy ante ti, madre, nunca te imaginé tan hermosa recostada sobre tu ataúd, sé perfectamente que no me escuchas y que no sabré más de mi padre por el monstruo en el que me convertí por las quemaduras, sólo espero que en mi alma repose contarte mi historia, decirte que esa sonrisa en forma de cicatriz, aquellos labios negros, y boca eternamente muda fue para, por una vez en mi vida, enorgullercerlos. Fue por ti mami, por seguir los mandatos de tu religión.
Crecí con mi quijada cubierta por vendas, mi mirada se secó y me convertí en un rostro carbonizado, a la larga mi padre se desentendió de mi y tú a diario te lamentabas por mi desgracia, yo bien quería honrarte nada más, no volví a escuchar de ustedes aquellos reproches diarios de "comes compulsivamente" o "todo lo que dices es insolencia y estupidez", ahora sólo escuchaba llantos al verme.
Después de varios años y sin poder hablar, me he dedicado a leer y escribir cuanto en la vida se me presente, sé perfectamente que nunca seré un premio nobel o bien, mínimo uno de poesía en la escuela, me propuse ser un experto de arte, pintar y contagiar a mis semejantes, locos que por amor (en mi caso a ustedes), dieron hasta lo último que pudieron.
Esas ansias de agradarles, esa supuesta maldición mía que fue la boca, la intercambié por el dolor constante al respirar, la pena de verme al espejo y el rechazo por miedo. Hoy, madre mía, sé que por darles un poco de felicidad al no escucharme , perdí la oportunidad de sentir mi primer beso, de gritar en un concierto o de cantar al amanecer, hoy no sabré lo que es disfrutar un helado en verano, un café por la mañana o un caldo de pollo cuando hay frío, sé que he perdido la capacidad de enseñar, que no habrá más palabras en mi, que las dudas las resolveré con misterio y no con preguntar, sé que no habrá sabores, no habrá "te amo's", no creo en tu dios ya, y también  sé que me quede sin aliento.

jueves, 6 de febrero de 2014

Mis yo

Ya era tarde, dispuse mi ser a realizar una junta enigmática en donde de forma diplomática, mis nueve personalidades y yo, pudiéramos discutir sobre todo lo que nos atrofia y a la vez, pudiéramos desquiciar a este enfermo ser.
Junto con un café y un puro, a un costado de la cama encerrado en mi habitación, me interrumpió alguno de mis yo para añadir al sobrio momento “El Trabajo del Taller de Zetina”, al instante una discusión masiva comenzó dentro del lugar, caí aferrado al ver el desastre y que, lamentablemente, noté que lo que compartimos nosotros diez es sin duda, lo impulsivo.
Uno de aquellos, el cableadicto, buscó rápidamente en aquella tablet gigantesca un video de Pink; mientras los demás se comportaban como diputados en la Cámara antes de tomar protesta el Presidente, él ya había localizado el video,  su amigo el “líder” se levantó y a voz fúnebre levantando el tono, a todos nos ordenó estar en paz, sentados y observar el video. Sin mucha disputa después de eso,  nos sentamos todos en el piso, y comenzamos a ver el cortometraje.
Ya al concluir el video,  la duda me atrofiaba por no saber ni qué pensar y mucho menos, ni qué escribir sobre tal cosa. Un silencio incómodo interrumpido por mi “AH!” después de sorber  café, rodeaba la junta.
-Vivi- Se oyó por detrás de la habitación, todos volteamos ferozmente y nos le quedamos viendo a uno cuando –Diana- añadió otro desde el frente del grupo, giramos la mirada y lo observamos
-Mari- yo iba a añadir algo para defenderla y me interrumpieron
-No wey, se parecen más a Lisset-
-¡Estás loco! Es el retrato vivo Nirvana- se añadió otro más a la discusión
-Lo de la maroma, has de cuenta que fue Ayari-
-Jajajajaja todo el video lo filmaron con Gaby- Por un instante, entendí que ya había dentro de la conversación  siete de mis ambiguas personalidades, sólo me quedaría disfrutar el momento y anhelar no se salga de control esta junta como la pasada.
-Ay no te olvides de Dennise-
-Y Paola, esa sí que estaba loca-
-¡No te metas con ella fue la que más te quiso!- Se levantó uno ya un poco enfadado
-¿Quererme? Yo le di todo y ella…- lo interrumpió un grito –Si tú crees que me has roto la maceta…!- Todos rieron, yo a  lo lejos y continuaba la discusión.
-Marce-
-Jajaja Marce y Daniela son el mismo pedo-
-Sí la verdad sí- comentó el más tímido de mis seres paralelos, ya nueve en la discusión.
-Y Fer!- se oyó un suspiro sincronizado por los nueve al escuchar su nombre
- Mariana es del club- Rieron y continuó la discusión, pude observar que lo que comenzó siendo un desastre y lo más loco de mis locas personalidades, algo parecido a profesores de Oaxaca, que no se organizaban, ahora eran más formales y pulcros que una mesa en el reino medieval.
- Majo, Fabi y Vale- presiguieron
-Estela-
-Jessi-
- Fer Navarrete –
-Jajaja no comiences con los nombres repetidos- le dijo directamente la prudencia al poeta
-¿Qué tiene? Son parte de la lista- adjudicó uno al fondo de la habitación
-¿Lista? Que no estamos hablando todos de quienes se parecen al del video de Stupid Girl…?-
-¡Por eso! Todas se parecen- Una ola de risa llenó a todos y apuraron el paso
-Steffy-
-Sarah-
-Karla-
-Vane-
El del ambiente, con una cerveza en la mano, se levanta riéndose y dice –Oigan, ¡oigan! Jajajaja pinche Caloca, pura niña Lolita has tenido por novia- Lo triste es que por unos cuantos segundos continuada su pregunta, traté de recordar a alguna que no sea así y, sólo se me vino una a la mente. No comentaré más.
-Sí wey, además ¿cuántas llevamos? No manches son un friego…?
-Llevamos…- se calla el más matemáticos de nosotros y añade –Vivi, Mari, Gaby, Sofi, Fer, Sarah, Karla, Steffy, Vane, Estela, Jessi, Mariana, Marce, Daniela, Diana, Lisset, Paola, Ayari, Nirvana, Majo, Faby, Vale… llevamos veinti dos- Más pena que orgullo sentí en ese instante y se levantó otro yo y dijo –Nos alcanza de a dos para cada una y como para repetir- La tensión ya era por respeto en el instante, se levantó el rudo, caminó dos pasos entre la gente en el suelo, se acerca al escritor y le dice –Si eso de poeta sí tiene sus ventajas, ¿verdad? Lo bueno es que no me salgas mariconcito- La razón se levantó y dijo –Ese tipo de chistes van fuera de lugar- y se ríe el del ambiente –Tú estás fuera de lugar con Mari- se escuchó todos simultáneamente haciéndole “uuuuuuf”. Se callaron.
Ya un poco aterrado al ver el panorama, me trajo a recuerdo al año pasado, nuestra última junta. Sólo me quedó recordarles lo mala idea que es juntarnos, si  al caso, de vez en cuando.- ¡Ya basta! ¿Qué pretenden?  Terminar como la última vez…? Les recuerdo que  la “magnífica” idea de uno de salir los diez al Café Marrón en el centro, terminó siendo un periodicazo y encontrando a mis personalidades en diferentes puntos, uno  acostado en la cima de los arcos, otro sentado en la cabeza de Colón sobre la fuente de los perritos, uno más en el antro, aquel de la esquina en el penal por haber orinado en un balneario – Me interrumpió -¡Cállate! Todos orinamos en las albercas- Lo volteamos a ver los nueve y me quedó continuar diciéndoles –Sí, pero no se orinan desde la tirolesa. ¿Tú? Te acuerdas dónde estabas – Señalé a uno que sólo agachó la cabeza- Le llevaste serenata a Nirvana, ahora nos odia… ¿Y quién se acuerda del poeta? Que lo encontramos tan pacheco que creía charlar con Pink Floyd mientras hablaba en el parque con un árbol, les recuerdo al iracundo que descontó al Rector del Campus, La razón que estaba a punto de suicidarse en medio del Jardín Zenea, y quién se olvida del que trató de sentirse libre- agachó, igual la cabeza ese tipo, como todos mientras les decía sus verdades- Que corrió por la manifestación de “Yo soy 132” desnudo y gritando “Estaríamos mejor con López Obrador y que reforme mis…” Bien, creo que ya entendieron el punto, no debo añadir el que contrató a una taxista Stripper Tailandesa de cabello azul, y menos del que asaltó La Gandhi- Me interrumpieron a debido tiempo –Eso lo hiciste tú wey- me quedé pensando y todos se rieron
-Jajaja sí y recuerdas que tomó al de barbita de rehen mientras gritaba “¿¡Ya leíste Crimen y Castigo!?”- Rieron todos y sólo me quedó añadir
-Mis amigos, somos un desastre, pero somos uno- susurra al fondo uno –Y eso que no somos los marcianitos de Toy Story- concluí la junta con –No nos queda más que disfrutarnos a nosotros mismo y darnos más oportunidad. Salud- Se escucho a voz unida un “Salud” y a lo alto se veían cervezas, café, klamato, té, sangría, coca cola, jugo Boing, tequila, un cigarro y agua natural chocando por esa bella y loca amistad.




sábado, 1 de febrero de 2014

Detrás del espejo

A un vistazo me observo, el único que comprende mis demonios, una fantasía inminente es el reflejo de lo rojizo de mis ojos, una burla de mi sonrisa y de mi  alocado cabello. Llego, lo observo y a siluetas ha descrito mis penas, el nudo en la garganta estropea el momento y esas voces me ponen, de nuevo, inquieto; salgo corriendo, grito y desespero.
Me detengo por un instante, no comprendo, los susurros siguen en mi y un gigante se traga mis versos, lleno de odio me levanté de aquel lago y rasgué mis ropas, la desnudez cubre mi cuerpo. Me continúan persiguiendo, grito y la sangre derramada por los besos, hoy ahoga mi féretro futuro.
Camino, un par de pasos y grito. El gigante en su sombra cubre mis sueños, se adueña de mis textos, las ideas maquiavélicas acogen mi muerte, tomo el tenis y lo estrello frente a mi rostro: se cuartea todo, se despedaza y cae a fragmentos.
Tomo aquel puntiagudo trozo y viendo mi rostro inverso, con la sombra enorme detrás, lo acerco a mi memoria mientras cambiaba el reflejo del vidrio, cuidé la punta para en un acto de fuerza y huida, atravesar
mi cuello...

Dejo de respirar, la sangre  pintó el lugar como arte abstracto y en mi pena y sollozante último movimiento, sabiendo que pasaré la condena de seguir viviendo, para marcar en la pared mi eterno legado a un rojo carmesí odio:

¡Nadie más verá por DETRÁS DEL ESPEJO!

jueves, 30 de enero de 2014

Los niños de Zetina

Pierna cruzada,  su mentón descansando en su puño y con ceja alzada, en la cabecera de lo que él convirtió en una mesa de discusión crítica literaria, suspira, levanta la mirada y soba con su palma aquella frente amplia y brillante en donde quiero suponer hubo cabello, toma su bolígrafo y viendo de reojo, anota en un cuadernillo palabras que a su paso, sólo él entenderá a la hora de utilizarlas.
Al fondo del aula, un joven lo observa con cautela, sus dedos sostienen un bolígrafo de tinta china y sonríe a los comentarios de Zetina. Mucho habla, mucho critica, poco dice aquel joven... se marcha.
Llega el muchacho a su cuarto y en silencio y penumbra, se cubre con la cobija de colores, y reposa su cabeza en la almohada, varias voces atosigan su mente, escucha sobre un hombre de colores, un manual para no ser un tonto, una huida fugaz, un borracho maldito, una reseña que se volvió pacto de titanes, y una gallina asombrosa.
La locura e incomprensión no lo dejan dormir, muere su sueño y toma su bolígrafo e inicia a pintar sus versos que enloquecerán a todos, o bien, que nadie nunca leerá. Camina de nuevo el joven, increíblemente con lo sollozante del calor y aturdido de la vida, vuelve a entrar a ese lugar, se sienta hasta atrás y empieza a oír las mismas voces, no entendía qué pasaba y observaba de lejos,  los ojos de quien a la cabecera del diálogo, se lucía en comentarios y sapiensa, hacía unos juegos de palabras y  se visualizaba a cada narración;  Zetina.
El joven identificaba las voces y lo que narraban, no decía más que en su mente un ¿qué pretenden? Participa con su aberrante obra y forma parte de ese criadero de escritores de barrio.
Sale del lugar y se vuelve a ahogar en sus libros, las letras crean otro  mundo y él  a garganta silenciada suelta su mente a volar sin entender muchos por qués. Pasa por la mañana y se encuentra a aquel personaje parado en la explanada, silencioso y con una mirada fija observaba a lo lejos, se acerca y pregunta, él le hace señas que calle. Camina con singularidad alegría Zetina y empieza a celebrar en una expresión precisa de él, aún el joven quieto no comprendía. Se acerca Zetina a un sujeto a lo lejos que poseía un Dostoyevski, el semblante le cambió y se fue satisfecho. 
Camina el joven de regreso a su casa y en la penumbra de su habitación, duda una vez más del milagro que acababa de ver. Se acuesta y las voces lo vuelven a invadir, ahora había más comentarios y preguntas. Se levanta a medianoche, toma su libreta vieja y el bolígrafo de tinta china y comienza a escribir, una obra que le llevaría cinco horas. Empieza amanecer y élo desenlazaba su escrito. Se levanta y enjuaga su cuerpo, al vestirse toma su mariconera, ve su obra y sonríe…. Lee el último verso en voz alta. y se marcha.
 “y creo, que en aquel semillero de locos y enfermos, de soñadores, trovadores y perversos, un salón donde vuelan fantasías, me ha arropado; me alegra no verme solo. Aunque creo ya soy parte de los niños de Zetina”.

viernes, 24 de enero de 2014

Recuerdo

Recuerdo tu recuerdo, y me acuerdo de recordar una vez más el acuerdo que recuerdo acordamos en el recuerdo de la luna pálida de enero, como la de hoy. Y junto a la memoria tu imagen, que en el recuerdo, recuerdo, y sencillamente he de anhelar un día no olvidar el recuerdo sublime de lo irrecordable de tu amor, que si bien recuerdo, fue un mal acuerdo que no recordamos acordar adecuadamente para un día como hoy, recordarnos mutuamente que nos amabamos y no que aquel recuerdo es más fuerte que lo que no había que recordar, nuestra falta de comprensión.

jueves, 23 de enero de 2014

Era yo

¡Ay de mi! Que si en la revuelta era, que en mis versos pesaba y en mis sentimientos callaba
¡Ay de mi! Somos dos en cadenas, que tus besos enredaron mis muñecas, como acariciaba tus muñecas sobre la cama cuando nos besábamos aquella noche.
Era yo aquel quien con un ojo entre abierto y el otro observándote, me disparaste la mirada de una garganta chillante,
fui aquel que en mis agresivas uñas, y en lo tosco de mis dedos, lo perverso de mi sonrisa y lo delirante de mi cuello, amaba tu cabello, esmalteaba nuestras obras, porque eso sí, no haciamos amor, haciamos arte, aquel arte que manchó la pared en el regreso con sangre, que destiló mi cabello y rapó mis sueños.
Lo lamento, era yo  el cantante de Neruda, que pictoreaba nuestros delitos, había sido el mismo que con la maldita quijada, recordaba a tu seno, mis poemas de verano. Sí, fui y aún sueño seguir siendo el de los brazos mordidos, un abdomen destruido y una mente tan audaz para enamorar a la chica del barrio, o para espantar tu madre, que reposaba con un ramo por las noches antes de concebirte
fui aquel, el mismo que entre tus párpados encerró los besos, que el suelo nos simbolizaban nubes y el que cayó por el cielo infernoso dado a los pecados alternos nunca confesados en nuestro último beso.
Fui Conde en Barcelona, Rey de Tepito y trovador de Roma. Me comí al mundo en cuanto nos aborazábamos entre roces de mirada y labios partidos.
Hoy recuerdo, soy tu memoria maldita, el rostro del diablo exhiliado a la tierra, una Virgen de Guadalupe desnuda y el bolígrafo roto, mis ojos no me sirven más que para entre clarobscuros, ver tu silueta, mis manos condenadas por tu rabia, me gritan por escribir el naufragio del mismo poeta. Soy dolor en cuerpo y figura mal hecha, boca silenciada y sueños martirizados
Ya por favor, no me preguntes quién soy, que mis manos negras narran la Tempestad de Sheakespeare, y mi gesto de susto el rechazo del mayor Sabines... no cuestiones mi ser que en lo ancho de mi cama, las yagas Camelinas llenan mi pecho que resguarda un corazón de hierro heredado por Dumas, mis piernas inútiles acogen tu delirio y ahora sólo puedo decirte que en lo miserable de Victor Hugo, resguardo tus palabras como si fuera Dios en el suelo, cual decía Borges. ¿Qué más te digo? No me comprendes. No lees! y nunca sabras que los secretos Heminghway, son mis pupilas y que hoy, soy García Márquez ahogado en cólera. Debo callar y añado amor, bruja, ráfaga de viento y sueños... fui el único que probó tus labios Eris. Ni Odiseo se acercó