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lunes, 17 de febrero de 2014

Sin aliento

A reproches y regaños, con el pecado de nacer preguntando, una maldición que arrastro en la misma existencia.
No comprendía a mi corta edad, en ese entonces, el mal que causaba yo al hablar, viví con el pecado de nacer, crecí anhelando enorgullecer a mis padres y logré hacer, a mi entendimiento, la máxima muestra de amor en busca de honrarlos.
Era una noche pasada a mi primer cumpleaños de puberto, por cuestiones lógicas me habían regañado como era de costumbre por lo que decía, las palabras de mi padre taladraban mi sentimiento "Esa boca tuya que no sabes controlar", la escena de mi madre llorando y yo con la culpa por haber hablado una vez más.
En la noche desesperado, salí de la casa hacia la covacha de herramienta, era una noche particularmente fría, nunca en plena ciudad había escuchado lobos aullando y a cada paso que daba en lo que atravesaba el patio, me congelaba las entrañas: manos sudorosas, piernas temblando, el cuello adolorido y disfrutando en sobre manera la sal de mis lágrimas que escurrían por mi rostro hasta besar mis labios.
Tomé de un garrafa pintada de negro un sorbo de gasolina y lo mantuve en la boca, mientras me asqueaba, alcancé a leer en un frasco triangular amarillo la palabra "Aditivo" y decidí y introducir el líquido fosforescente en mi boca y luego revolverlo dentro de ella con la gasolina; sabía que no resistiría mucho, si no era un desmayo por el hedor del petroquímico, era daño cerebral, o bien podía vomitar en cualquier instante, tomando el extintor, esparcí un poco sobre mi mano para embarrarlo sobre mis labios. Se aumentaba considerablemente el frío y los ruidos nocturnos, el nudo en la garganta y el dolor de cabeza era atroz y sin pensarlo dos veces, cerré los ojos, abrí la boca, mi garganta débil a punto de escupirlo todo y le di chispa al encendedor acercándolo a mi boca.
De un momento a otro, abrí los ojos y se encendió el sol a media noche, el dolor inmenso no me permitía si quiera gritar y tratando de escupirlo todo, caían gotas de fuego lentamente hacia el suelo. Caí de rodillas rendido hasta el dolor y lleno en lágrimas, lo irónico del caso fue que las lágrimas fueron lo último que saboreé. Los dientes carbonizados, y mi boca se consumía en fuego como zarza a media noche, mi lengua se fue achicharrando y se cocía con la sangre coagulada, me arrastré hasta la llave de agua tratada que estaba a dos metros de mi y la abrí para controlar el incendio interno, fue impresionante que no me supiera a nada, más que a paz.
Sólo recuerdo esa escena de un niño tirado en lo frío del adoquín, alumbrado por la luna y en pleno llanto mudo.
Hoy estoy ante ti, madre, nunca te imaginé tan hermosa recostada sobre tu ataúd, sé perfectamente que no me escuchas y que no sabré más de mi padre por el monstruo en el que me convertí por las quemaduras, sólo espero que en mi alma repose contarte mi historia, decirte que esa sonrisa en forma de cicatriz, aquellos labios negros, y boca eternamente muda fue para, por una vez en mi vida, enorgullercerlos. Fue por ti mami, por seguir los mandatos de tu religión.
Crecí con mi quijada cubierta por vendas, mi mirada se secó y me convertí en un rostro carbonizado, a la larga mi padre se desentendió de mi y tú a diario te lamentabas por mi desgracia, yo bien quería honrarte nada más, no volví a escuchar de ustedes aquellos reproches diarios de "comes compulsivamente" o "todo lo que dices es insolencia y estupidez", ahora sólo escuchaba llantos al verme.
Después de varios años y sin poder hablar, me he dedicado a leer y escribir cuanto en la vida se me presente, sé perfectamente que nunca seré un premio nobel o bien, mínimo uno de poesía en la escuela, me propuse ser un experto de arte, pintar y contagiar a mis semejantes, locos que por amor (en mi caso a ustedes), dieron hasta lo último que pudieron.
Esas ansias de agradarles, esa supuesta maldición mía que fue la boca, la intercambié por el dolor constante al respirar, la pena de verme al espejo y el rechazo por miedo. Hoy, madre mía, sé que por darles un poco de felicidad al no escucharme , perdí la oportunidad de sentir mi primer beso, de gritar en un concierto o de cantar al amanecer, hoy no sabré lo que es disfrutar un helado en verano, un café por la mañana o un caldo de pollo cuando hay frío, sé que he perdido la capacidad de enseñar, que no habrá más palabras en mi, que las dudas las resolveré con misterio y no con preguntar, sé que no habrá sabores, no habrá "te amo's", no creo en tu dios ya, y también  sé que me quede sin aliento.

jueves, 6 de febrero de 2014

Mis yo

Ya era tarde, dispuse mi ser a realizar una junta enigmática en donde de forma diplomática, mis nueve personalidades y yo, pudiéramos discutir sobre todo lo que nos atrofia y a la vez, pudiéramos desquiciar a este enfermo ser.
Junto con un café y un puro, a un costado de la cama encerrado en mi habitación, me interrumpió alguno de mis yo para añadir al sobrio momento “El Trabajo del Taller de Zetina”, al instante una discusión masiva comenzó dentro del lugar, caí aferrado al ver el desastre y que, lamentablemente, noté que lo que compartimos nosotros diez es sin duda, lo impulsivo.
Uno de aquellos, el cableadicto, buscó rápidamente en aquella tablet gigantesca un video de Pink; mientras los demás se comportaban como diputados en la Cámara antes de tomar protesta el Presidente, él ya había localizado el video,  su amigo el “líder” se levantó y a voz fúnebre levantando el tono, a todos nos ordenó estar en paz, sentados y observar el video. Sin mucha disputa después de eso,  nos sentamos todos en el piso, y comenzamos a ver el cortometraje.
Ya al concluir el video,  la duda me atrofiaba por no saber ni qué pensar y mucho menos, ni qué escribir sobre tal cosa. Un silencio incómodo interrumpido por mi “AH!” después de sorber  café, rodeaba la junta.
-Vivi- Se oyó por detrás de la habitación, todos volteamos ferozmente y nos le quedamos viendo a uno cuando –Diana- añadió otro desde el frente del grupo, giramos la mirada y lo observamos
-Mari- yo iba a añadir algo para defenderla y me interrumpieron
-No wey, se parecen más a Lisset-
-¡Estás loco! Es el retrato vivo Nirvana- se añadió otro más a la discusión
-Lo de la maroma, has de cuenta que fue Ayari-
-Jajajajaja todo el video lo filmaron con Gaby- Por un instante, entendí que ya había dentro de la conversación  siete de mis ambiguas personalidades, sólo me quedaría disfrutar el momento y anhelar no se salga de control esta junta como la pasada.
-Ay no te olvides de Dennise-
-Y Paola, esa sí que estaba loca-
-¡No te metas con ella fue la que más te quiso!- Se levantó uno ya un poco enfadado
-¿Quererme? Yo le di todo y ella…- lo interrumpió un grito –Si tú crees que me has roto la maceta…!- Todos rieron, yo a  lo lejos y continuaba la discusión.
-Marce-
-Jajaja Marce y Daniela son el mismo pedo-
-Sí la verdad sí- comentó el más tímido de mis seres paralelos, ya nueve en la discusión.
-Y Fer!- se oyó un suspiro sincronizado por los nueve al escuchar su nombre
- Mariana es del club- Rieron y continuó la discusión, pude observar que lo que comenzó siendo un desastre y lo más loco de mis locas personalidades, algo parecido a profesores de Oaxaca, que no se organizaban, ahora eran más formales y pulcros que una mesa en el reino medieval.
- Majo, Fabi y Vale- presiguieron
-Estela-
-Jessi-
- Fer Navarrete –
-Jajaja no comiences con los nombres repetidos- le dijo directamente la prudencia al poeta
-¿Qué tiene? Son parte de la lista- adjudicó uno al fondo de la habitación
-¿Lista? Que no estamos hablando todos de quienes se parecen al del video de Stupid Girl…?-
-¡Por eso! Todas se parecen- Una ola de risa llenó a todos y apuraron el paso
-Steffy-
-Sarah-
-Karla-
-Vane-
El del ambiente, con una cerveza en la mano, se levanta riéndose y dice –Oigan, ¡oigan! Jajajaja pinche Caloca, pura niña Lolita has tenido por novia- Lo triste es que por unos cuantos segundos continuada su pregunta, traté de recordar a alguna que no sea así y, sólo se me vino una a la mente. No comentaré más.
-Sí wey, además ¿cuántas llevamos? No manches son un friego…?
-Llevamos…- se calla el más matemáticos de nosotros y añade –Vivi, Mari, Gaby, Sofi, Fer, Sarah, Karla, Steffy, Vane, Estela, Jessi, Mariana, Marce, Daniela, Diana, Lisset, Paola, Ayari, Nirvana, Majo, Faby, Vale… llevamos veinti dos- Más pena que orgullo sentí en ese instante y se levantó otro yo y dijo –Nos alcanza de a dos para cada una y como para repetir- La tensión ya era por respeto en el instante, se levantó el rudo, caminó dos pasos entre la gente en el suelo, se acerca al escritor y le dice –Si eso de poeta sí tiene sus ventajas, ¿verdad? Lo bueno es que no me salgas mariconcito- La razón se levantó y dijo –Ese tipo de chistes van fuera de lugar- y se ríe el del ambiente –Tú estás fuera de lugar con Mari- se escuchó todos simultáneamente haciéndole “uuuuuuf”. Se callaron.
Ya un poco aterrado al ver el panorama, me trajo a recuerdo al año pasado, nuestra última junta. Sólo me quedó recordarles lo mala idea que es juntarnos, si  al caso, de vez en cuando.- ¡Ya basta! ¿Qué pretenden?  Terminar como la última vez…? Les recuerdo que  la “magnífica” idea de uno de salir los diez al Café Marrón en el centro, terminó siendo un periodicazo y encontrando a mis personalidades en diferentes puntos, uno  acostado en la cima de los arcos, otro sentado en la cabeza de Colón sobre la fuente de los perritos, uno más en el antro, aquel de la esquina en el penal por haber orinado en un balneario – Me interrumpió -¡Cállate! Todos orinamos en las albercas- Lo volteamos a ver los nueve y me quedó continuar diciéndoles –Sí, pero no se orinan desde la tirolesa. ¿Tú? Te acuerdas dónde estabas – Señalé a uno que sólo agachó la cabeza- Le llevaste serenata a Nirvana, ahora nos odia… ¿Y quién se acuerda del poeta? Que lo encontramos tan pacheco que creía charlar con Pink Floyd mientras hablaba en el parque con un árbol, les recuerdo al iracundo que descontó al Rector del Campus, La razón que estaba a punto de suicidarse en medio del Jardín Zenea, y quién se olvida del que trató de sentirse libre- agachó, igual la cabeza ese tipo, como todos mientras les decía sus verdades- Que corrió por la manifestación de “Yo soy 132” desnudo y gritando “Estaríamos mejor con López Obrador y que reforme mis…” Bien, creo que ya entendieron el punto, no debo añadir el que contrató a una taxista Stripper Tailandesa de cabello azul, y menos del que asaltó La Gandhi- Me interrumpieron a debido tiempo –Eso lo hiciste tú wey- me quedé pensando y todos se rieron
-Jajaja sí y recuerdas que tomó al de barbita de rehen mientras gritaba “¿¡Ya leíste Crimen y Castigo!?”- Rieron todos y sólo me quedó añadir
-Mis amigos, somos un desastre, pero somos uno- susurra al fondo uno –Y eso que no somos los marcianitos de Toy Story- concluí la junta con –No nos queda más que disfrutarnos a nosotros mismo y darnos más oportunidad. Salud- Se escucho a voz unida un “Salud” y a lo alto se veían cervezas, café, klamato, té, sangría, coca cola, jugo Boing, tequila, un cigarro y agua natural chocando por esa bella y loca amistad.




sábado, 1 de febrero de 2014

Detrás del espejo

A un vistazo me observo, el único que comprende mis demonios, una fantasía inminente es el reflejo de lo rojizo de mis ojos, una burla de mi sonrisa y de mi  alocado cabello. Llego, lo observo y a siluetas ha descrito mis penas, el nudo en la garganta estropea el momento y esas voces me ponen, de nuevo, inquieto; salgo corriendo, grito y desespero.
Me detengo por un instante, no comprendo, los susurros siguen en mi y un gigante se traga mis versos, lleno de odio me levanté de aquel lago y rasgué mis ropas, la desnudez cubre mi cuerpo. Me continúan persiguiendo, grito y la sangre derramada por los besos, hoy ahoga mi féretro futuro.
Camino, un par de pasos y grito. El gigante en su sombra cubre mis sueños, se adueña de mis textos, las ideas maquiavélicas acogen mi muerte, tomo el tenis y lo estrello frente a mi rostro: se cuartea todo, se despedaza y cae a fragmentos.
Tomo aquel puntiagudo trozo y viendo mi rostro inverso, con la sombra enorme detrás, lo acerco a mi memoria mientras cambiaba el reflejo del vidrio, cuidé la punta para en un acto de fuerza y huida, atravesar
mi cuello...

Dejo de respirar, la sangre  pintó el lugar como arte abstracto y en mi pena y sollozante último movimiento, sabiendo que pasaré la condena de seguir viviendo, para marcar en la pared mi eterno legado a un rojo carmesí odio:

¡Nadie más verá por DETRÁS DEL ESPEJO!