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lunes, 5 de noviembre de 2012

Crónica de la lágrima de un caballero

Toda la semana anhelando un buen consejo, el calendario amenazante hacia lejano el viernes. Sólo se acercaba a preguntar "¿qué hago?", oía respuesta de todo tipo, excepto un buen consejo.
 Dan las 3:40 p.m., el sol brillaba cual día de verano, pero las hojas caídas le recordaban que era otoño, ¿o acaso invierno? pues el frío de él por dentro era muy intenso. Se despide de aquella, única dispuesta a oírlo, se sube lentamente al automóvil, esa sonrisa pícara/nerviosa, convirtieron el paisaje a primavera, veía flores, e iba por la ciudad. El hedor de miedo era potente, el aroma de ella inminente, sus feromonas vueltas locas y ese mal presentimiento sólo en su mente.
"Tengo la intuición de que me dejará plantado" se repitió a sí mismo por horas, lo comentó con amigos, si así pudiese nombrarlos, y se tragó esas palabras hasta que su saliva supiera a derrota. Era poco el tiempo, ya casi las 4:00 p.m. y muchas cosas por hacer, debía llegar mucho antes le decía su mente. El plato de comida servido por su madre fue rechazado con una sonrisa y con el estómago repleto de mariposas, la plática con ella se volvía extensa, una ligera discusión y un chiste la hicieron finalizar. Al levantarse de la mesa, donde ni si quiera ingirió alimento, eran 4:40, la sangre corría rápidamente, se le iba el tiempo. 
La regadera más helada que nunca, ahora la sintió como baño de vapor debido al nervio. Eligió minuciosamente su ropa, se dio un baño extra en loción, unos lentes bien reconocidos sobre el cabello, un llavero de un osito en su pantalón y Converse muy viejos pero ideales para la ocasión. La chamarra fue elegida al azar, en sí, la más vieja pero con más anécdotas por contar. 
En su morral viejo de piel, escondió con amor aquel peluche con cara de llanto, puso también unos dulces, los favoritos de ella, sus audífonos, una loción, un libro de poesía de Dante Alhighieri (por si las dudas) y una carta donde por fin, le iba a confesar lo que siente desde la primera vez que la vio, un viernes 4 de mayo. En la bolsa de su pantalón iba su celular y un pequeño encendedor con forma de corazón. Del otro lado, el bolsillo llevaba una navaja, y en la parte de atrás su cartera con los ahorros de tres semanas para hacer el día perfecto.
Eran 5:30, inicia la aventura, llega a la plaza con 25 minutos de anticipación y se sienta en el cine, coloca sus lentes y celular sobre la mesa y cómodamente saca su libro para iniciar a leer. El pobre, no contemplaba que desde esa hora, iniciaría la eternidad de una hora. El libro parecía leerse sólo, el celular marcaban 5:50, el estómago irritado, unas ganas de ir al baño insoportables, dolor de cabeza y una sonrisa estúpida bien pintada en la cara; continúa leyendo. Dan las 6:00, nunca creyó sentirse tan nervioso, le faltó por poco el aire y se llenó el mesanine de gente. 
Cambia las páginas del libro, lo cierra, nervioso eran 6:02 y no llegaba, lo abre. Disimuladamente veía a todos pasar con el libro bajo su barbilla y haciendo como si leía; baja la mirada y ve el reloj 6:05, fueron tres minutos intensos y venían peores. Vuelve la vista a su rededor, nunca se percató de cómo todas las amigas de ella se sentaron rodeándolo; se fija bien por si está, se siente como en película de espionaje y él era la víctima, las amigas tenían una mirada transparente y él desesperado no la encontraba, eran quizá 8 sus amigas que estaban cerca de él, como vigilándolo y nada sobre ella.
 Le tocan la espalda, cierra los ojos y hace la petición a Dios más rápida que jamás había hecho, sonríe velozmente, se voltea y era aquella, su ex novia de hace demasiados meses a quien suele decirle mejor amiga. Una conversación rápida con ella y sólo un comentario de su parte a él, "Si quieres, nos vemos, mándame un mensaje. Hoy vengo sola". Él, por lógica no lo haría, esperaba a una princesa, y estas nunca llegan tarde, sino el siervo, él, llega temprano. 
Toma aire para ver de nuevo el reloj, es paradójico que lo veía cada 30 segundos pero sólo digería un cambio significativo a la hora. 6:10. Se oye una voz en su cabeza que burlándose decía "¿Ves? lo sabía". él resiste y se dice a si mismo, 6:50 me voy. Continuaba con el libro bajo el rostro disimulando leer, cambia de página y la cree ver, se había equivocado pues su hermosura es inconfundible. Cuando por fin se dedica a leer el libro, inicia un poema donde Dante describe a los ángeles, unos seres tan únicos como ella. Quizá tenían migraña algunas de las mariposas, pues la colitis explotó provocando agruras.
Voltea al reloj 6:12, nervioso continúa esperando. Detrás de él se encontraba un mostrador de la cafetería del lugar. Se oía mucho ruido, y sobre este iniciaba la de INOLVIDABLE, de Reik. ¡Oh maldito plan maléfico! repetía su mente. Pues esa canción, se la había dedicado un par de días antes.
Trascurría el tiempo de la misma manera. Por si fuera poco ve llegar al ex novio, novio o lo que sea de ella solo, compra su boleto, le sonríe y se va. La confusión entra y asecha la seguridad. Su garganta hecha nudo quería gritar, él se repetía "que no quede por mi, yo la esperé. Me preparé para esto, no pasa nada" el reloj avanzaba, la misma canción sonaba y arriba de la balada se oía un golpeteo, él preocupado voltea inerte a todos lados, después se da cuenta que era su corazón. 
Alza la mirada, no la encuentra de nuevo, ve el celular y marcaba las 6:38. Ya no había esperanza, se voltea contra la pared, saca el peluche y lo abraza como si fuera ella, la lágrima se abstenía, era un caballero, no podía llorar. Guarda el muñeco y camina hacia la salida, la decide esperar en otro lado, en cada paso que daba la adrenalina subía, se encuentra a una, dos, tres, cinco y hasta ocho personas en un corto tramo a las escaleras. Manda un mensaje a su ex novia para platicar con ella, a las 7:00 habían quedado. Eran las 6:43, casi llegaba al elevador para huir como el macho que ya no era. Mientras caminaba lentamente y veía la gente pasar que a todos conocía, saca la carta, esa que le escribió en un poema desde hace meses. Y el encendedor de corazón que se había encontrado. Un paso más y enciende la flama, otro paso más y quema la carta, se acerca el oficial de seguridad. Él tira la carta mientras se consumía en fuego a la basura, oye unas palabras invisibles del policía y nunca dejó de caminar, lento, conciso, triste. Da una vuelta, lanza el encendedor al bote de desechos y sin dejar de caminar, se voltea y se detiene justo antes de la salida.
La ve elevarse lentamente, realmente era un ángel, iba de blanco y sonreía con astucia, se da cuenta que eran las escaleras eléctricas lo que la hacían subir. Se saludan, de lejos pregunta ella "¿Llevas mucho esperando?", él lo niega con la cabeza y por fin, el dolor estomacal se subió al cuello, bajó lentamente por sus piernas y sin poder dar un paso, la espera. Ella, venía con sus amigas, quienes se quedan detrás para no interrumpir, la abraza, y al sentirle la mano en su espalda; al frotar sus mejillas, oir su voz, suspiras su aroma, sólo salió una lágrima.
Aquella lágrima valiente que sólo un verdadero hombre suelta. La amiga le hace señas de que no llore, a pesar de que el abrazo pareció durar más que su tiempo de espera, apenas transcurrieron segundos. Al verse de frente, ella limpia esa lágrima de su rostro, la pobre gota de agua con sal valiente proviniendo del corazón caía al suelo. Él oyó cómo se estrelló esa molécula de agua salada con el piso.
Silencios incómodos rodearon su encuentro, las vistas se cruzaban, ella sonreía y el con dolor no dejaba de pensar LA AMO y sonreír  por igual, no había tema de conversación. Sus amigas llegan e interrumpen esas miradas enamoradas, apenadas, confusas y desesperadas para hacer plática, él las oye. Se hace el tonto, ve hacia abajo, se ríe con ellas y su mente no registró un solo sonido más que el aroma, mirada, sonrisa y cabello de su amada. Se siente extra ¿Cómo dejar ese momento perfecto? Estaba triste, era un loco enamorado y confundido.
Le dice para romper la incomodidad, "Si quieres ve con tus amigas", eran 6:56, su ex novia lo esperaba recargada a la pared, detrás del ángel. Su confusión es inminente. Ella contesta penosa "iré a ver una película acompáñanos", excusas estúpidas salieron de su boca para negar la invitación. Se sentía como el adherido Al despedirse, saca el peluche de su morral, lo ve por última vez, se lo entrega, ella lo ve y sin saber qupe decir, sólo emite su bella boca un gracias. Lo toma, lo abraza, le el texto que tenía, no comprende. 
Él se despide, se retira, ella lo hace por igual su ex novia lo abraza, ve cómo se aleja ella, y también debe irse su mejor amiga camina sólo, y se va. Regresa al baño del cine, esa colitis lo hace vomitar sangre, su cabeza le duele, el celular marcaba las 7:20, camina lentamente, luego corre, camina lentamente, ve puras parejas y amigos. Reconoce a un 90% de los que estaban en la plaza, nadie lo saludaba, de pronto vio lo que no pensó nunca ver, un ángel sentado. Ah, no... Era ella. Le da la vuelto, sus amigas lo ven, él disimula no ver, cuando la ve de frente esquiba su mirada, barre con su vista la mesa, su rostro manos y bolsillos El cocodrilo no estaba.

El día después él confundido actúa como si nada. Ella cortante, pasa otro día y decide escribir lo sucedido, y concluye que la crónica que escribió, como yo en este momento ES BASADA TOTALMENTE EN UNA HISTORIA REAL, DE LA LÁGRIMA QUE CAYÓ DE UN CABALLERO AL VER A SU AMADA.

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